5 de noviembre de 2009

La taza del Enredo



¡Qué buenas meadas! Ya nos las hacen igual, casi ni se salpicaba, bueno, cuando eramos capaces de apuntar dentro, claro. Los pises ya no son lo mismo, desde que la perdimos, todos hemos empezado a sufrir de la próstata. (Esto caerá sobre la conciencia de Arturo)
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